Puesto
que los síntomas del síndrome de Asperger suelen ser difíciles de
distinguir de los que aparecen en otros problemas del comportamiento,
lo mejor es que un médico u otro profesional de la salud evalúe los
síntomas de su hijo. No es nada raro que a un niño le diagnostiquen
primero un trastorno de déficit de atención con hiperactividad
(TDAH) antes de diagnósticarle de síndrome de Asperger.
Los
niños con síndrome de Asperger pueden presentar los siguientes
signos y síntomas:
interacciones
sociales mínimas o inadecuadas
conversaciones
que siempre tratan sobre sí mismos en vez de los demás
lenguaje
"programado", "robótico" o repetitivo
falta
de "sentido común"
problemas
para leer, escribir y con las matemáticas
obsesiones
sobre estímulos complejos, como determinados patrones visuales o
determinadas melodías
capacidades
cognitivas no verbales entre normales a por debajo de la media,
mientras que sus capacidades cognitivas verbales suelen ser entre
normales y por encima de la media
movimientos
torpes (niños patosos)
comportamientos
y gestos peculiares o extraños
Es
importante tener en cuenta que, a diferencia de los niños con
autismo, los que tienen síndrome de Asperger pueden no presentar
ningún retraso en el desarrollo del lenguaje y suelen tener buena
gramática y un vocabulario desarrollado a edades tempranas. De todos
modos, es típico que presenten trastorno del lenguaje, ya que
tienden a ser excesivamente literales y tienen problemas en el uso
del lenguaje en contextos sociales.
Los
investigadores y los expertos en salud mental todavía siguen
investigando sobre las causas del autismo y del síndrome de
Asperger. Muchos creen que el patrón de comportamiento que
caracteriza al síndrome de Asperger puede tener muchas causas. Las
investigaciones apuntan a la posibilidad de que las anomalías
cerebrales entre las causas de este síndrome, ya que con técnicas
de imagen se han detectado diferencias estructurales y funcionales en
regiones específicas del cerebro de niños afectados por este
síndrome.
También
parece haber un componente hereditario en el síndrome de Asperger, y
las investigaciones indican que en algunos casos este síndrome se
puede asociar a otros trastornos mentales, como la depresión y el
trastorno bipolar.
Contrariamente
a la incorrecta asunción que hacen algunas personas sobre este
trastorno, el síndrome de Asperger no está provocado por carencias
emocionales ni por el tipo de educación recibida. Puesto que algunos
de los comportamientos que presentan algunas personas con síndrome
de Asperger pueden ser vistos por los demás como faltas de educación
deliberadas, mucha gente asume erróneamente que el síndrome de
Asperger es el resultado de una mala educación por parte de los
padres de los afectados, algo que es absolutamente falso. Se trata de
un trastorno neurobiológico cuyas causas todavía no se acaban de
entender por completo.
En
la actualidad no es posible curar este trastorno; los niños con
síndrome de Asperger se convierten en adultos con síndrome de
Asperger. Pero muchos llevan vidas plenas y felices, y la posibilidad
de lograr este objetivo se ve favorecida si la educación, el apoyo y
los recursos son los adecuados.
El
síndrome de Asperger puede ser muy difícil de diagnosticar. Los
niños con esta enfermedad tienen un funcionamiento normal en muchos
aspectos de la vida, de modo que es fácil atribuir sus extraños
comportamientos simplemente a que son "diferentes".
Los
expertos afirman que una intervención precoz, que englobe tanto
aspectos educacionales como sociales, llevada a cabo en un momento en
que el cerebro todavía está en proceso de desarrollo, es sumamente
importante para un niño afectado por este síndrome.
Si
su hijo presenta algunos de los síntomas y comportamientos típicos
del síndrome de Asperger, es fundamental que pida ayuda a su
pediatra. Es posible que este les remita a un profesional de la salud
mental o a otro especialista para que haga una evaluación más
detenida del niño.
Para
que el especialista pueda emitir un diagnóstico sobre su hijo,
tendrá que llevar a cabo una evaluación "psicosocial"
completa. Esto incluirá una entrevista a los padres sobre cuándo se
identificaron los síntomas del niño por primera vez, el desarrollo
de la motricidad y del lenguaje, así como otros aspectos de la
personalidad y del comportamiento del niño (actividades favoritas,
hábitos inusuales, preocupaciones, etc.).
Se
hará un énfasis especial en el desarrollo social, incluyendo los
problemas pasados y actuales del niño en lo relativo a las
relaciones sociales y al desarrollo de las amistades. Normalmente se
realiza una evaluación psicológica y de las habilidades
comunicativas del niño para identificar las áreas donde presenta
mayores deficiencias.
Puesto
que el síndrome de Asperger puede cursar con patrones de
comportamiento y problemas muy diferentes entre los afectados, no
existe ninguna pauta tratamiento "típica". De todos modos,
en función de cuáles sean sus puntos fuertes y débiles (o de sus
antecedentes evolutivos), los niños con síndrome de Asperger se
pueden beneficiar de los siguientes tratamientos:
información
y entrenamiento para los padres
intervencion
educacional especializada para el niño
entrenamiento
en habilidades sociales
terapia
del lenguaje
entrenamiento
en integración sensorial para los niños más pequeños,
normalmente llevada a cabo por terapeutas ocupacionales, en la cual
los niños se desensibilizan ante los estímulos a los que son
excesivamente sensibles
psicoterapia
o terapia cognitivo-conductual para los niños mayores
medicación
El
hecho de que todas las personas que cuidan de su hijo se involucren
en su tratamiento será de gran ayuda para él. Los profesionales de
la salud que atienden a su hijo deberían estar informados de lo que
hacen los demás y usted a menudo se encontrará actuando como el
"director general" de toda la escena. Los profesores,
canguros, otros miembros de la familia, los amigos cercanos y
cualquier otra persona que cuida de su hijo también deberían
involucrarse en el proceso.
Es
importante saber que hay muchas personas que pueden proporcionar
asistencia a su hijo. La clave está en pedir ayuda lo antes posible
y encontrar el programa adecuado para el niño. Los niños con
síndrome de Asperger pueden experimentar grandes avances con el
tratamiento y la educación adecuados.
Aunque
el síndrome de Asperger plantea desafíos tanto a los niños
afectados como a sus padres, usted puede ayudar a su hijo en su
proceso de adaptación y ofrecerle su apoyo de muchas formas
diferentes:
Busque
programas educacionales y de formación para padres. Usted es el
primer maestro de su hijo y seguirá siendo una figura clave
fundamental para favorecer su desarrollo.
Enseñe
a su hijo las habilidades necesarias para cuidar de sí mismo.
Aprender estas habilidades ayuda a los niños a desarrollar la
máxima independencia.
Puesto
que no siempre es fácil reconocer la presencia de el síndrome de
Asperger, avise a los demás de que su hijo tiene necesidades
especiales. En calidad de padre, es posible que deba asumir el papel
de educador cuando trate con los profesores, el personal médico y
otros cuidadores de su hijo.
Busque
un programa orientado a tratar las necesidades específicas de su
hijo o las áreas donde presenta mayores deficiencias. La Sociedad
Americana del Autismo (ASA, por sus siglas en inglés) anima a los
familiares a que hablen con el director del programa para determinar
si su currículum atiende las cuestiones específicas de su hijo.
Elija
programas y tratamientos especiales que se centren en los resultados
a largo plazo y que tengan en cuenta los niveles evolutivos de los
niños.
Recuerde
que su hijo forma parte de la unidad familiar y que sus necesidades
se deben sopesar con las de los demás miembros de la familia.
Busque
apoyo para usted y para los otros miembros de su familia. Usted no
podrá ayudar a su hijo si no atiende sus propias necesidades
emocionales y corporales. Es posible que se organicen grupos de
apoyo en hospitales o centros de salud mental de su localidad. De
todos modos, en EE.UU., existe una gran variabilidad entre los
diferentes estados en lo relativo a los tipos de servicios que
ofrecen el gobierno y otros programas para niños con trastornos del
espectro autista y sus familias
FUTURO
DE SU HIJO:
En
la actualidad, existen pocos centros dedicados específicamente a
niños con síndrome de Asperger. Algunos niños asisten a escuelas
ordinarias donde sus progresos dependen en gran medida del apoyo y
del estímulo de sus padres, cuidadores, profesores y compañeros de
clase. De todos modos, hay otros que asisten a escuelas especiales
para niños con autismo o con trastornos del aprendizaje.
Mucha
gente con síndrome de Asperger puede funcionar bien en la mayoría
de los aspectos de la vida, de modo que esta afección no tiene que
impedir que su hijo se pueda desenvolver bien en el mundo académico
y social.
Es
posible que, si a su hijo le diagnostican síndrome de Asperger,
usted se sienta abrumado y profundamente desalentado. De todos modos,
recuerde que el equipo de tratamiento de su hijo les podrá ofrecer
un gran apoyo y aliento, tanto a su hijo como a su familia.
El
síndrome de Asperger es un trastorno neurobiológico que forma parte
de un grupo de afecciones denominadas trastornos
del espectro autista.
La expresión "espectro autista" se refiere a un abanico de
trastornos del desarrollo que incluyen tanto el autismo como otros
trastornos de características similares.
La
expresión "trastornos del espectro" se refiere a que los
síntomas de cada uno de ellos pueden aparecer en diferentes
combinaciones y en distintos grados de severidad: dos niños con el
mismo diagnóstico, a pesar de tener en común ciertos patrones de
comportamiento, pueden presentar una amplia gama de habilidades y de
capacidades.
Como
consecuencia, se suelen utilizan expresiones de carácter general,
como "autismo con bajo funcionamiento", "autismo con
alto funcionamiento", "tendencias autistas" o
"trastorno generalizado del desarrollo" para describir a
niños cuyos comportamientos que se sitúan dentro de este espectro.
Los niños con síndrome de Asperger comparten muchos síntomas con
los que padecen un "autismo de alto funcionamiento".
Los
niños son tres a cuatro veces más proclives que las niñas a tener
síndrome de Asperger. Puesto que en la actualidad se están
detectando casos leves con mayor frecuencia que en el pasado, la
incidencia de este síndrome parece estar aumentando. De todos modos,
como ocurre con lo demás trastornos del espectro autista, se trata
de un síndrome difícil de diagnosticar y de tratar.
El
trastorno debe su nombre a Hans Asperger, un pediatra vienés que, en
1944, describió por primera vez una serie de patrones de
comportamiento que él había observado en algunos de sus pacientes,
mayoritariamente de sexo masculino. Asperger observó que aquellos
pacientes, a pesar de presentar una inteligencia y un desarrollo del
lenguaje normales, tenían graves deficiencias en las habilidades
sociales, no sabían comunicarse eficazmente con los demás y
presentaban problemas de coordinación.
Según
la Coalición para el Síndrome de Asperger de EE.UU., el síndrome
de Asperger aparece más tarde que el autismo o, por lo menos, se
detecta más tarde. Muchos niños se diagnostican después de haber
cumplido 3 años y la mayoría de los afectados se diagnostican
cuando tienen entre 5 y 9 años.
El
síndrome de Asperger se caracteriza por la presencia de
interacciones sociales deficientes o inadecuadas, obsesiones,
patrones del habla extraños y otras peculiaridades o rarezas
características. Los niños con síndrome de Asperger a menudo
muestran poca expresividad facial y tienen dificultades para leer el
lenguaje corporal de los demás; pueden implicarse en rutinas
obsesivas y presentar una sensibilidad inusual a los estímulos
sensoriales (por ejemplo, les puede molestar una luz que a los demás
no les afecta, pueden taparse los oídos para no oír los ruidos
fuertes del entorno o pueden preferir llevar prendas de ropa de un
solo tipo tejido).
En
general, las personas que padecen síndrome de Asperger son capaces
de funcionar adecuadamente en la vida cotidiana, pero tienden a ser
inmaduras desde el punto de vista social y la gente las suele ver
como personas raras o excéntricas.
Entre
otras características del síndrome de Asperger, se incluyen el
retraso motor y la torpeza, así como el hecho de presentar intereses
limitados y preocupaciones peculiares. Los adultos con síndrome de
Asperger tienen problemas para mostrar empatía hacia los demás y
siguen presentando dificultades en sus interacciones sociales.
Los
expertos afirman que el síndrome de Asperger sigue un curso continuo
y normalmente dura toda la vida. De todos modos, los síntomas pueden
ir y venir a lo largo del tiempo y los servicios de intervención
precoz pueden ser de gran utilidad.